Brexit y el efecto bostezo

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Audrey Barnett Vidaurre

Audrey Barnett Vidaurre

Estudiante de séptimo ciclo de la Facultad de Derecho de la Universidad del Pacífico. Miembro de la Comisión de Eventos de Forseti.

Bostezar es contagioso, probablemente lo sea debido a la existencia de las neuronas espejo[1]. Estudios recientes evidencian que cuanto más fuerte es el vínculo con quién lo expele, más vigoroso es el bostezo[2]. ¿Tiene esto analogía alguna con la decisión del Reino Unido de separarse de la Unión Europea? Averigüémoslo en este somero análisis de la situación.  

La relación entre la Unión Europea y el Reino Unido tuvo escollos desde sus inicios. En 1946, luego de concluida la segunda guerra mundial, Winston Churchill propuso crear una especie de Estados Unidos de Europa[3], otorgándole una estructura de libertad, paz y seguridad; no obstante, en 1957, el Reino Unido rechazó la invitación para unirse a las seis naciones fundadoras de la Comunidad Económica Europea (CEE). Cuatro años después, al comprobar la rápida recuperación de Francia y Alemania, pidió unirse a la CCE pero el presidente Charles de Gaulle vetó la afiliación británica aduciendo falta de compromiso con la integración europea. Finalmente, en 1973, Gran Bretaña logra entrar a la Comisión Europea y en 1975, por medio de un referéndum, la población apoya con un mayoritario 67%  la afiliación del país a la CEE. Pese a ello, 41 años después, el 57,9% de la población logró que el Reino Unido se retire de la Unión Europea.

Ante su salida de la Unión Europea cabe preguntarse qué beneficios recibía y dejará de recibir el Reino Unido. Según el gobierno británico, en 15 años el PBI caerá 6,2%. Esto se debe a que el 12,5% del PBI británico dependía de Europa y el 50% de sus exportaciones y  servicios financieros estaban destinados al mercado de la Unión Europea. Respecto a los beneficios, el ingreso del Reino Unido en la UE favoreció la productividad y el aumento del PBI en 10%[4] . Además, aproximadamente 1,2 millones de británicos viven en países de la UE en donde tienen acceso a los servicios de educación y salud gracias a ello. Asimismo, Londres tiene un gran acceso a los mercados de la Unión Europea y se ha convertido en la capital financiera de Europa por su calidad de miembro de la UE. Para terminar, existen diversos programas de subvención de la educación, como Erasmus[5]. Gracias a él, miles de estudiantes británicos pueden estudiar en otros países de la UE y viceversa[6]. De este modo, el ingreso del Reino Unido (RU) a la UE contribuyó al crecimiento económico y la mejora del nivel de vida de sus ciudadanos[7]. 

Así, el triunfo del brexit y el efecto en los demás países no sólo es un percance contra la Unión Europea, sino un golpe contra la globalización.

El triunfo del brexit representa el revés más fuerte que ha tenido la Unión Europea, pues remeció su estructura y ha puesto en riesgo su continuidad. Esto se debe a que, luego de conocerse los resultados hubo inopinadas reacciones. Por ejemplo, en el condado de Cornwall[8], uno de los lugares más pobres de Inglaterra (el 56,5% de votantes apoyó el brexit), luego de percatarse de los resultados, el consejo del condado exigió que se les asegurase los 60 millones de libras anuales que durante una década habían recibido de la UE. Por otro lado, la incertidumbre se apoderó del país, pues la libra esterlina descendió a su valor más bajo desde 1985, se intensificó el nivel de volatilidad, se preconizó una rauda campaña para pedir al parlamento que se realice otro referéndum, se desencadenó una crisis política, el primer ministro dimitió, entre otros acontecimientos.

Es evidente que el Reino Unido tendrá que afrontar las consecuencias de esta decisión. Una de las más patentes es la progresiva disminución de las actividades comerciales con la UE debido a que tendrá que negociar nuevos acuerdos económicos cuyas transacciones demorarán. Asimismo, deberá invocar el artículo 50 del Tratado de la UE para iniciar el proceso de desafiliación, el cual le da un plazo de dos años para realizar los tratos necesarios.

Por otro lado, según la última encuesta hecha por YouGov[9] luego del Brexit, los ciudadanos de diversos países opinan que la UE no debe darle un trato generoso al RU durante el proceso. Además, el gobierno tendrá que considerar los pedidos de Escocia respecto a la posibilidad de efectuar otra consulta popular para considerar su independencia. En definitiva, el RU perderá influencia en la toma de decisiones en la UE respecto a temas de economía y seguridad y esto, a su vez, debilitará su posición política en el panorama mundial.

Esta retahíla de acontecimientos conduce a cuestionarnos qué efectos tendrá esta decisión en el resto de naciones de la UE. En respuesta a ello podemos observar que, luego de lo ocurrido, varios países de la UE exigieron consultas separatistas y se exacerbaron los ánimos de las corrientes  de ultraderecha en diversos lugares. Por ejemplo, el partido francés de Marine Le Pen celebró el triunfo del brexit, mientras que en Italia el movimiento 5 estrellas prometió impulsar su propia propuesta, además Dinamarca, Suecia y Holanda tuvieron reacciones similares.

¿Es este el “efecto bostezo” al que nos referíamos en el primero párrafo? Todo parece indicar que sí. Existen miles de ciudadanos descontentos con la presente gestión de la UE y nos aventuraríamos a decir que la crisis de refugiados ha sido el factor detonante de este trance político. Asimismo, los países miembros están preocupados respecto a los efectos negativos del arribo continuo de miles de migrantes que muchas veces, por la falta de políticas adecuadas de control, dan pie a peligrosas infiltraciones de grupos extremistas que desencadenan actos de. Es ante esta situación de incertidumbre que muchos grupos políticos euroescépticos de los diversos países occidentales instan a la población a tener posturas radicales de intolerancia y generalización que en diversas ocasiones originan conductas xenófobas que perjudican no sólo a los inmigrantes, sino a los propios ciudadanos.

Así, el triunfo del brexit y el efecto en los demás países no sólo es un percance contra la Unión Europea, sino un golpe contra la globalización. Esto se debe a que las conductas de ostracismo no tienen cabida en el siglo XXI donde no solo las transacciones comerciales demandan la apertura de las sociedades; consecuentemente el pueblo que no esté dispuesto a reconocer esta ineluctable realidad está condenado al hundimiento y al subsecuente empobrecimiento.

Por el contrario, hay una globalización que debemos evitar a toda costa: la globalización de la indiferencia, llamada así por el Papa Francisco, hace referencia a que debemos, como ciudadanos, gobierno o bloque de países, prestar asistencia a quien lo requiera en la medida de sus posibilidades. Esto no quiere decir que no se deban resolver los acuciantes problemas respecto a los protocolos de aceptación de inmigrantes. La retirada del RU es también un llamado de atención a la ineficiencia de la UE para abordar esta apremiante adversidad, así como el exiguo sistema de comunicación con los ciudadanos. La UE y los países miembros deben realizar más esfuerzos para que los habitantes estén convencidos de los beneficios que conlleva pertenecer a una comunidad de naciones.

Pero no todo ha sido menoscabado; antes bien, la Unión Europea tiene la oportunidad de probar que no ha fracasado, para ello debe enmendar las falencias actuales. Una de las razones principales por las que los ciudadanos británicos votaron a favor del brexit fue el temor al exceso de inmigrantes, a quienes muchos de ellos ven como una amenaza. La UE tiene la oportunidad de demostrar al orbe que es capaz de manejar idóneamente la crisis de refugiados y así convertirse en una organización a la que más países europeos quieran adherirse.

Para ello, debe reestructurarse, buscar un mejor financiamiento, actuar con mayor celeridad, mejorar la normativa existente, fomentar la cooperación simultánea con los países miembros, potenciar los sistemas de filtro de ingreso de inmigrantes, invertir en campañas de integración de los refugiados en la población, enseñándoles el idioma y sobretodo dándoles la oportunidad de integrarse; mejorar la seguridad en las fronteras, entre otras medidas. En suma, la Unión Europea debe lograr convertirse en el motor de Europa, y ser la gran nación con la que sus fundadores soñaron.

En otro orden de cosas, es pertinente preguntarse si el brexit tendrá secuelas en América Latina (AL) y, sobretodo en Perú. El resultado del referéndum sorprendió a los mercados de Latinoamérica, lo que generó importantes caídas y motivó el viraje hacia activos de refugio como el oro que provocaron que empresas mineras, como Buenaventura en Perú subieran 5,4%. El presidente francés se apresuró en manifestar la posición de la EU respecto a su relación con Latinoamérica indicando que el brexit no será un obstáculo en el acercamiento de la UE a AL y especialmente en el Mercosur.

En Perú, según ADEX[10], las exportaciones del país al Reino Unido en el 2015 representaron el 11% del total enviado al bloque europeo. La ministra de Comercio Exterior, indicó que el TLC con la UE no contempla la salida de uno de los países. El embajador del RE en el Perú manifestó que existe una relación bilateral entre los dos países y que se trabajará en las negociaciones para eliminar las barreras comerciales.  Ante esta tesitura, es pertinente decir que el Perú no se ve directamente afectado a largo plazo. De este modo, los esfuerzos deben estar orientados a mejorar la calidad de las exportaciones  y a ampliar la cantidad de países con los que se tiene acuerdos comerciales.

Mención aparte merece la Alianza del Pacífico (iniciativa de integración regional[11] compuesto por Perú, Chile, México y Colombia) que busca la integración profunda de servicios, capitales, inversiones y movimientos de personas. La AP representa la octava potencia económica y exportadora a nivel mundial, concentra el 52% del comercio total en América Latina y atrae el 45% de la inversión extranjera directa. Ha logrado grandes avances en cooperación: ofrece becas de estudios, promueve el turismo, elimina barreras comerciales, entre otros. El actual presidente argentino se refirió a la AP como un grupo de países que construyen redes y no paredes. Actualmente, hay países observadores que quieren ser parte de esta gran iniciativa. Razón por la cual, lo sucedido en la UE no debe hacer mella en la gran Alianza del Pacífico que disfrutamos; por el contrario, debe convertirse en un referente mundial sobre el éxito de la unidad de naciones por estar abierta al intercambio cultural, ayuda humanitaria y la apertura de mercados.

Finalmente, el gran médico griego Hipócrates creía que el bostezo tenía la función de expulsar el aire nocivo del cuerpo. En este caso, si hay algún “efecto bostezo” que debemos tener como Alianza del Pacífico es el de expulsar los elementos nocivos de la mala administración que han generado la crisis en la Unión Europea. 

[1] http://study.com/academy/lesson/mirror-neurons-and-imitation-in-the-brain.html

[2] http://medicalcitydallasasc.com/hl/?/157012/True-or-False–Yawning-Is-Contagious

[3] http://eu-rope.ideasoneurope.eu/2013/11/10/winston-churchill-a-founder-of-the-european-union/

[4] Declaraciones de Nick Crafts. Disponible en: http://ukandeu.ac.uk/multimedia/short-term-losses-nick-crafts-on-the-economics-of-brexit/

[5] http://www.erasmusprogramme.com/the_erasmus.php

[6] http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/brexit-llamado-europa-mas-unida-horejs-noticia-1913943

[7] https://fullfact.org/europe/economic-costs-and-benefits-eu-membership/

[8] http://www.dailymail.co.uk/news/article-3658966/Cornwall-votes-decisively-Brexit-seeks-assurances-won-t-lose-60million-year-gets-EU-subsidies.html

[9] https://yougov.co.uk/news/2016/07/08/european-voters-reject-generous-deal/

[10] http://elcomercio.pe/economia/mercados/brexit-shock-inesperado-noticia-1912070

[11] https://alianzapacifico.net

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