
Hace pocos días circularon en redes sociales unos audios en los que se escuchaba el maltrato de una abogada a dos practicantes. Estos rapidamente se “viralizaron”, no sólo por el llamativo nivel de violencia verbal que contenían, sino también por lo reconocible del problema de fondo: el maltrato que suelen sufrir los estudiantes en sus prácticas preprofesionales. Es un tema que no le resulta extraño a nadie, especialmente a quienes están vinculados al mundo jurídico.
Abusos de este tipo pueden darse de forma verbal, como en este caso, pero también existen otros tipos de maltrato: Cuando un practicante es obligado a faltar a clases para terminar un escrito, cuando termina realizando labores que nada tienen que ver con el objetivo detrás de la práctica, o cuando la carga laboral es excesiva y excede de largo el límite legal de horas de práctica. Son solo algunos de los ejemplos más habituales. Es imposible hablar del tema de las prácticas preprofesionales en un salón de estudiantes de Derecho, sin que aparezcan testimonios que confirman lo aquí señalado.
Si bien las víctimas de estos audios recibieron innumerables muestras de empatía y solidaridad en las redes sociales, resulta revelador analizar algunas de las justificaciones que también aparecieron. La más común hacía referencia al trístemente célebre “derecho de piso”. De acuerdo a este concepto, una persona que se inicia en los trabajos propios de la profesión legal debe estar dispuesto a enormes sacrificios para mostrar su valía y compromiso, incluso si esto implica aceptar ilegalidades o tratos humillantes. Esta justificación además, se construye en la experiencia propia de quien esgrime el argumento: “yo también pase por lo mismo” o “incluso en mi época era peor”. Este planteo encarna la perpetuación del ciclo de maltrato y de falta de respeto a la ley.
Frente a esta problemática, es importante que la comunidad jurídica se haga una pregunta clave: ¿Qué están aprendiendo los estudiantes en sus prácticas preprofesionales y qué consecuencias tiene ello para el ejercicio del Derecho en nuestro país?
Y no me refiero solo a los aprendizajes conscientes, sino también a aquello que se va normalizando sin que lo sepan. Que una cosa es lo que dice la ley, y otra cosa es lo que sucede en la realidad. O que solo se respetan aquellas partes de los contratos que nos convienen. O que solo se cumple lo que dice la norma si es que el incumplimiento puede generarnos una sanción efectiva. ¿Eso es lo que queremos que aprendan los futuros hombres y mujeres de leyes del Perú?
También habría que preguntarnos qué opinan las facultades de Derecho sobre este asunto. Porque, como recordarán, el convenio de prácticas preprofesionales no solo es firmado por el empleador y el practicante, sino también por la casa de estudios. Es un tema que debe ser de su interés, pues en estos casos los practicantes terminan desaprendiendo en la práctica lo enseñado en las aulas. Estas experiencias de maltrato a los practicantes no hacen sino debilitar o derribar en ellos los valores construidos en su formación a lo largo de los años. Y sin embargo, todavía son escasas las facultades que se toman en serio su papel en la fiscalización del que debería ser el paso final de los estudios universitarios.
Mención aparte, merecería el rol que deberían cumplir los colegios de abogados sobre problemas de este tipo, responsabilidad que parecen no asumir. Seguiré reflexionando sobre este asunto en la siguiente entrega.
Estas experiencias de maltrato a los practicantes no hacen sino debilitar o derribar en ellos los valores construidos en su formación a lo largo de los años. Y sin embargo, todavía son escasas las facultades que se toman en serio su papel en la fiscalización del que debería ser el paso final de los estudios universitarios.